RICARDO LINARES: LA EXPRESIÓN DE UN SUEÑO
Sí, así comenzó todo… una visión, un sueño, un mundo irreal, un sonido y una palabra transformada en realidad se hizo Alebrije. La vida, nuestra vida está llena de historias y la de la familia Linares es un cúmulo de anécdotas que juegan, se entrelazan, se sueltan, discurren y fluyen como torrente, pero todas, cada una de ellas sin excepción, nos remite al origen y concepción de los Alebrijes.
La historia cuenta que Pedro Linares López era oriundo del barrio de la Merced y cartonero de profesión y por tradición. A temprana edad enfermó de gravedad, la falta de recursos económicos no le permitió que recibiera atención médica. Su familia de extracción humilde, se encontró sumamente afligida ante el padecimiento de Linares e hizo todo lo posible por restablecer su salud a través de remedios caseros, sin embargo, la enfermedad avanzó y Linares empeoró.
En uno de esos días en que la enfermedad lo consumía y la fiebre lo abrazaba, Pedro tuvo un sueño: “…era un lugar extraño e interesante, muy apacible, algo así como un bosque donde había árboles, rocas y animales; podía ver las nubes y el cielo de aquel mágico escenario. Todo estaba en calma, no sentía dolor y estaba feliz de estar caminando en esa esfera, pero, de repente, las rocas, las nubes y los animales se convirtieron en criaturas extrañas, eran animales que no podía distinguir, eran de una naturaleza muy extraña. Vio un burro con alas, un gallo con cuernos de toro, un león con cabeza de perro. Todos estos animales gritaban una sola palabra: ¡Alebrijes!; gritaban más y más fuerte: ¡Alebrijes, Alebrijes, Alebrijes!...”
Se dice que en este sueño Don Pedro se despedía de este mundo; su viaje a un universo místico había comenzado, sin embargo, los designios para él eran otros, la historia apenas comenzaba. Como un ave fénix, en medio de su propio velorio se levantó repentinamente, el asombro invadió la atmosfera, los rezos y susurros silenciaron al verlo reaccionar de lo que parecía ser su muerte. Linares vuelto a la vida, se incorporó y ando. A partir de entonces se dio a la tarea de recordar su sueño, quería que su familia y todas las personas conocieran a esos animales fantásticos.
En la actualidad Ricardo Linares nieto de Don Pedro y perteneciente a la tercera generación de la familia Linares se ha dedicado a continuar con la tradición que un día le trasmitió su padre y su abuelo, con la intención de preservar y transmitir el arte de los Alebrijes entre las nuevas generaciones.
De la tradición cartonera y onírica de su abuelo y de la técnica fantástica y colorida de su padre Miguel Linares, Ricardo reinventa el Alebrije, dándole movimiento, vida, excentricidad y modernidad. “Yo comencé a interesarme en los Alebrijes a la edad de 8 años, me interesó porque dentro de mí existía mucha curiosidad. Mi padre y mi abuelo siempre me pedían que los ayudara y yo ayudaba a pintar, comencé haciendo lo más sencillo, que era juguetería, máscaras, judas, calaveritas, entre otros.”
Ricardo recuerda que a la edad de 11 años realizó su primer Alebrije inspirado en lo que veía de su abuelo y de su padre. “Mi primer Alebrije… ya no lo tengo. Lo vendí a una maestra llamada Eva Martínez coleccionista de arte popular, un día estando de visita en el taller de mi abuelo vio mi pieza, supo que era mi primer Alebrije y me pidió que se la vendiera y se la vendí. Años después me invitó a su casa y me mostró el lugar donde lo tenía, de ahí sentí algo muy bonito y me gustó mucho este trabajo y comencé, comencé a crear.”
En sus primeros años Ricardo sentía más atracción por crear calaveras, el hacerlas era su manera de expresarse y explayar su sentido del humor, además de que le daba la libertad de jugar con los cráneos. Hoy en día sus Alebrijes son creados a partir de lo que él le llama la atención. “Me gustan mucho los felinos, cuando concibo un Alebrije parto de un león y trato de incorporarle una mezcla rara, lo más raro que se pueda, por ejemplo el año antepasado hice un león y le mezcle una cola de alacrán, con alas de murciélago y patas de cangrejo y fue una pieza que gusto mucho en el desfile de los Alebrijes monumentales que se realiza en la avenida Reforma.”
El proceso de creación de un Alebrije monumental para Ricardo es de tres meses aproximadamente, aprovechando su habilidad moldea sus figuras parte por parte, las pinta y las arma hasta armarlo tal y como lo concibió, “lo más difícil de crear un Alebrije es lograr que eso que imaginaste quede plasmado en el diseño.” Aunque Ricardo como su familia tienen la habilidad de convertir todo lo que tocan en arte.
Los Alebrijes el día de hoy son parte de la tradición artesanal mexicana, pero sobre todo, del legado cultural que nos define e identifica como mexicanos. Desde el 2007 a la fecha se ha realizado año con año en la Ciudad de México “El Desfile y Concurso de Alebrijes Monumentales”, el cual ha sido valorado por el Museo de Arte Popular como un espacio de expresión para artesanos originarios de diversas partes de la República, donde el trabajo que se presenta se ha ido perfeccionando artísticamente para presentar Alebrijes cada vez más elaborados; los artistas han sabido combinar alseleccionar gamas cromáticas quellenan de colorido y fiesta nuestra capital.
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Por: @Brenda_Martz
Maravillosa historia y tradición. Que sigan x siempre con tan hermosas obras de arte. Felicitaciones y bendiciones